A menudo suele entenderse que las personas inteligentes son aquellas que tienen un gran éxito profesional traducido en un gran salario y que todo ello conlleva FELICIDAD. No existe una idea más errónea.
No todos queremos ser médicos, ni arquitectos, ni banqueros, ni abogados...ni mucho menos millonarios. La felicidad no viene de la mano del dinero, ni de una profesión "socialmente bien valorada". La felicidad viene de la mano de la inteligencia sí, de la inteligencia EMOCIONAL.
Una parte muy importante del desarrollo del niño es la que se refiere a su capacidad para enfrentarse a las diferentes situaciones, su capacidad para aprender a ser feliz y convivir.
Navegando por la red he encontrado este vídeo de un proyecto sobre ALFABETIZACIÓN EMOCIONAL llevado a cabo por una escuela de GAvá.
seguiré investigando...
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